Las plantas procesadoras de soja están operando con una capacidad ociosa en máximos, reflejado en los volúmenes de molienda en relación al potencial de la industria aceitera local. Como se puede apreciar en la gráfica debajo, los registros para cada uno de los meses correspondientes al 1° cuatrimestre del año reflejan caídas interanuales que oscilan entre el 25,1% y 41,2%.
En lo transcurrido del año (hasta abril inclusive) se han industrializado 8,43 mill.tn. frente a las 12,02 mill.tn. registradas en igual período del 2022. La retracción se torna más pronunciada si efectuamos la comparación con los primeros cuatro meses de 2021 con 13,69 mill.tn. procesadas. Cabe destacar que abril fue el mes con mayor actividad de este año, con 2,88 mill.tn, reportando un repunte mensual del 36,4%. Más allá de los deteriorados resultados agronómicos de esta campaña 2022/23, también incidió un ritmo de cosecha más lento del habitual, que retrasó el envío de mercadería a las fábricas.
Otro aspecto a resaltar es que, en febrero pasado, la molienda absorbió apenas 1,55 mill.tn. y fue el monto mensual más bajo desde diciembre de 2020. No obstante, en aquella oportunidad, se trató de un mes atípico a raíz de la prolongación de un conflicto gremial que paralizó la operatividad de las fábricas localizadas en el Up-River. Ante la persistencia y alcance de las medidas de ese momento, la molienda quedó acotada a sólo 847.000 tn. Si excluimos este mes, debemos retroceder a febrero de 2014 para hallar un nivel similar.
En estas circunstancias, es clave el aporte que está realizando la importación temporaria de poroto que, en una proporción acotada, compensa el desplome de la cosecha nacional. Como ocurre normalmente, la industria doméstica se abastece de mercadería proveniente de Paraguay y ha destinado unas 2,70 mill.tn. En tanto, Brasil emergió notablemente como proveedor de poroto, colocando una pequeña parte de sus abultados excedentes, despachando hasta el momento (fines de abril) poco más de 943.000 tn.