En el frente externo, una serie de elementos impactan de lleno en el mercado. A esto se suma la necesidad de aportes hídricos en áreas centrales de nuestro país y la reciente suba de los derechos de exportación.
El brote de coronavirus originado en China, puntualmente en la ciudad de Wuhan, se ha propagado rápidamente por fuera del país y el número de infectados ya superó las 101.000 personas y los fallecimientos ya ascienden a más de 3.400 a nivel global. Es así como la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) desliza la posibilidad cada vez más próxima de convertirse en pandemia. El contagio se extendió hacia el continente europeo, con focos destacables hacia el norte de Italia, Francia y España, entre los países más afectados. En cuestión de días el virus Covid-19 se trasladó hacia América, con la aparición de casos en varios estados de EE.UU. y el hemisferio sur, como Brasil, Chile y Argentina. Sin ahondar en las consecuencias sanitarias que lógicamente esto implica, el impacto en la actividad económica es determinante en la demanda mundial de soja, demás granos, derivados agropecuarios y materias primas.
Los bancos centrales del G7 evalúan y han tomado medidas de estímulo y evitar mayores riesgos, básicamente un recorte de tasas e inyectar liquidez. De hecho, hace pocos días, la Reserva Federal de EE.UU. (FED) dispuso una rebaja de tasas de medio punto porcentual a un rango objetivo de 1,00% – 1,25%. Cabe recordar que, desde la expansión del brote, grandes fondos inversores liquidaron sus posiciones en búsqueda de activos de refugio (vuelo a la calidad) o con mayor aversión al riesgo, siendo el oro y los bonos del tesoro norteamericano los más predilectos. A esta coyuntura se suma el reciente desplome del petróleo tras la falta de acuerdo entre Arabia Saudita y Rusia en la cumbre de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Los precios se desplomaban hasta un 23% en las primeras operaciones de la semana, operando por debajo de los 33 U$S/bb en la plaza de Texas.
Si nos abocamos más en los fundamentos propios de la soja, Brasil tiene completada más del 50% de su cosecha. A primeros días del mes, se registraron precipitaciones que ralentizaron las labores en campos del centro del país vecino, a diferencia de Mato Grosso, el principal estado en importancia, que avanza fluidamente con la trilla y prácticamente alcanza al 95% del área.
Habiendo atravesado un ciclo agronómico más que satisfactorio en gran parte del territorio agrícola, Brasil apunta a batir un nuevo récord productivo, con una producción que está estimándose de 125,00 – 126,50 mill.tn. De confirmarse, estaría desplazando a EE.UU. en el podio de primer productor del mundo. Tomando los datos de cargas programadas (line-up) es de esperarse que sus exportaciones superen las 10,00 mill.tn. en el transcurso de marzo.
Además, la depreciación de su moneda aumenta las ventajas comerciales frente a sus principales competidores, como lo son EE.UU. y Argentina. El tipo de cambio acumula u alza del 16% en lo que va de 2020 y ya cotiza en una paridad de 4,66 R$/U$S. Más allá del contexto externo, también se manifiesta una intención oficial para que esto ocurra, a través de un recorte de la tasa SELIC a un mínimo histórico del 4,25%.
En el ámbito local, la sucesión de días soleados y ascenso de las temperaturas en la franja central del país ya inciden en el cultivo, principalmente en aquellos lotes sembrados en fechas más tardías. La humedad disponible se va deteriorando y los cultivos que están en plena definición de rendimientos sufren las consecuencias. Las zonas más comprometidas se localizan en el sudeste de Santa Fe, centro – sur de Entre Ríos, centro – sudoeste de Buenos Aires y centro – sur de La Pampa. Esto genera un efecto contrapuesto en los precios, pero no dejar de reducir los ingresos y márgenes del productor agropecuario.
Por medio del Decreto 230/2020 publicado en el Boletín Oficial, se estableció el nuevo esquema que entró en vigencia desde el jueves 05/03, con la posterior reapertura del registro de exportaciones a mediodía. El poroto y sus derivados, incluyendo, harina, pellets y aceites, se ven afectados por un alza de 3 puntos porcentuales, de modo que pasan a tributar una alícuota del 33,0%. Es el segundo aumento en menos de tres meses e implica una extracción adicional de 10 U$S/tn. a pocas semanas del ingreso de la cosecha 2019/20. En efecto, todo el complejo afronta una carga de 8,3 puntos más en comparación al esquema vigente al 13 de diciembre pasado.
Los cereales principales, como son maíz, trigo y cebada, no sufrieron modificaciones en esta oportunidad y permanecen con una alícuota del 12,0%. En cambio, se determinó una rebaja de 5 puntos para la semilla de girasol al 7,0%, aunque no deja de estar por encima del porcentaje vigente a mediados de diciembre, cuando tributaba un 6,7%. Los impuestos a la exportación, comúnmente denominados retenciones, recaen sobre la venta al exterior del bien que se aplique, en este caso, sobre los granos y bienes agropecuarios con agregado de valor. Es un tributo que se abona en aduana y contempla el monto de la exportación y el precio internacional. Este último en base al FOB oficial determinado por la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios.